domingo, 6 de septiembre de 2009

Su vida fue un carnaval: Celia Cruz


****Biografía Póstuma Por Tommy Muriel para Oasis Salsero****


- Oye Celia!
- Dime!
- El Nazareno, que es el 21 de octubre, el día de tu cumpleaños...
- Ese es el mio... ¡y el tuyo!
- ¡Pa’ que goooooceeeee’.....!
Celia Cruz & Ismael Rivera con la Fania All-Stars, “Cúcala” en vivo en el Madison Square Garden, 1977.

La dicha suya no se puede comparar. Salió del barrio Santos Suárez en Cuba y su voz jamás calló. Se le conoció como la Guarachera del Mundo. Johnny Pacheco, su inseparable compañero de mil batallas, le bautizó en su ocasión como la Diosa Del Ritmo. En el resto del mundo se le conoció como la Reina de la Salsa. No existe rincón en este planeta donde no la reconocieran por su grito de “Azúcar.”

“La verdad es que he sido muy dichosa.
La suerte mía no se puede comparar. 
Imagínense, comencé con la Sonora (Matancera),
En toda Cuba la más popular.”

Estudió para ser maestra, pero el destino le tenía deparado otro plantel para sentar cátedra. Participó en un concurso para aficionados y ese fue el comienzo de una longeva carrera que abarco más de medio siglo. Le tocó la difícil responsabilidad de cubrir la vacante de Myrta Silva en la institución por excelencia de Cuba: La Sonora Matancera. Y fue por esos lares que conoció a quien fuese su mano derecha y confidente por años de años: su esposo don Pedro Knight, quien fuera trompetista de dicha organización. Con la Matancera Celia inmortaliza temas como El Yerbero Moderno, Cao Cao Maní Pica’o, Sabroso Son Cubano, El Que Siembra Su Maíz, Caramelos (Caramelo A Quilo), Burundanga, Melao De Caña y Sun Sun Babae, entre muchos otros. En 1981 Celia y la Matancera se re-encuentran, grabando el clásico “Feliz Encuentro” para el sello Bárbaro, filial de Fania.

“Salí de Cuba rumbo a Nueva York,
en busca de otro ambiente.
Y al llegar tuve la dicha
De grabar con Tito Puente.”

Celia arriba a Nueva York poco después de la entrada de Castro al poder en Cuba, el 15 de julio de 1960. El nuevo régimen no le perdona dicha acción, al punto que no le permiten regresar a Cuba para enterrar dignamente a su progenitora al momento de su muerte en 1962. A su llegada a Nueva York Tito Puente la incorpora a su big band. Con Puente re-graba parte de su cancionero con la Matancera (de este junte surge la versión definitiva, en mi opinión, del Tatalibabá), así como éxitos como Aquarius, Cuyi, Murmullo de Mar, Mi Rico Son, A Todos Mis Amigos, Bomboro Quiña, Etcétera Etcétera Etcétera, Bailando Eleguá y otros. Este período, sin embargo, coincide con los cambios bruscos en el orden social que se vivía en el Nueva York hispano y con el período en que las orquestas establecidas, como las del propio Puente y los Afro Cubans de Machito, pierden arraigo ante la nueva sonoridad que emergía del barrio (y que sellos como Alegre y posteriormente Fania ayudaran a propulsar). Consecuentemente, estos discos con Tito Puente y demás material que grabara para el sello Tico, entre ellos varias sesiones con la orquesta del maestro Memo Salamanca, no tuvieron la aceptación que se esperaba. Ante este panorama, una Celia insatisfecha con el trabajo promocional de su hasta entonces disquera decide reestablecerse temporeramente en México. Se reencuentra con Puente, ya en medio del boom de Fania, en 1977, cuando forma parte del Tributo a Beny Moré, disco que le valió el primer Grammy al también fenecido Rey Del Timbal. Participan juntos igualmente en los volúmenes 2 y 3 del Tributo al Beny, así como en el antológico Disco #100 de Puente, este último para RMM.

“Esto no se queda así,
lo bueno viene, mi hermano.
Después conocí a Johnny Pacheco, 
Ese gran dominicano.”

En 1973 Larry Harlow y Jerry Masucci le hacen una oferta para regresar a Nueva York, esto para grabar la parte de la “Gracia Divina” en la opera latina Hommy, creación de Jenaro “Heny” Alvarez musicalizada por el propio Harlow. Celia, sin más ensayo que una pequeña explicación de la trama de la obra y el concepto del proyecto en sí, se dispara su número de una sola tirada, la misma que ustedes pueden apreciar en el disco “Hommy.” Ese fue el comienzo del retorno triunfal de Celia y, para muchos, el nacimiento de la leyenda. A pesar de que su discografía con Puente y la Matancera ya era suficiente para considerársele como legendaria, para muchos Celia comienza a existir a partir de esta producción con Harlow y su eventual entrada al sello Fania, que entonces ya dominaba el ambiente musical. 

Dada la similitud entre el sonido de la Matancera y el Tumbao de Johnny Pacheco (que en esencia se basaba precisamente en la estructura de la Matancera), el juntar a Celia en su debut oficial para Fania con Pacheco era una movida obvia. De ese primer disco, “Celia & Johnny” de 1974, pegan en grande temas como Quimbara, Lo Tuyo Es Mental y Toro Mata. Ese mismo año debuta en Puerto Rico junto a la Fania All-Stars, inaugurando el Coliseo Roberto Clemente. Su versión esa noche de Bemba Colorá, número que grabara anteriormente con Puente, inmortalizada en el disco “Live at Yankee Stadium, vol. 2” (1975) y la banda sonora de la película “Salsa” (1976), la consagró ante un nuevo público, una audiencia que en su mayoría desconocía de la Celia Matancera. A partir de entonces se le proclama como la Reina de la Salsa.

De sus varios discos con Pacheco (seis en total: “Celia & Johnny,” “Tremendo Caché,” “Recordando El Ayer,” “Eternos,” “Celia, Johnny & Pete” y “De Nuevo”) se destacan, aparte de los ya mencionados, temas como Reina Rumba, Saludo Celestial (homenaje suyo a Arsenio, Beny y Chano Pozo), Las Divorciadas, Me Voy Contigo (a dúo con “El Conde”), Tres Días De Carnaval, Sopita En Botella, Canto a La Habana (con magistral solo de congas de Johnny “Dandy” Rodríguez) y La Dicha Mía, cuya letra transcribimos para redondear esta biografía.

“La verdad es que con Pacheco causamos gran sensación.
Y después vino ‘Abusó’ con el gran Willie Colón.

Con Willie Colón, se formó el rumbón.”

Ya establecido el reinado de Celia en la salsa (y el tratamiento a cuerpo de reina que le brindó Fania como sello disquero), en 1977 surge el experimento de parearla con un sonido más contemporáneo. Así se concreta el junte de Celia con el maestro Willie Colón, cuya mezcla de influencias en su sonido musical y su visión panamericana (en lugar de estrictamente afrocubana) de la salsa suponían un reto adicional. Hubo rumores de que Celia tuvo problemas en adaptarse al arreglo salsero que Willie le da al bossanova “Usted Abusó,” uno de los éxitos que más identifican a Celia, pero difícilmente eso es palpable en la versión final que se escucha en el disco “Solo Ellos Pudieron Haber Hecho Este Album” (“Only They Could’ve Made This Album”). Igualmente aquí Celia experimenta con el candomble y el tamborito (en Zambúllete), con la ranchera “salseada” en una versión en clave de Tu Y Las Nubes (arreglada por Luis “Perico” Ortiz), con el merengue dominicano (Pun Pun Catalú, de Pacheco), con la bomba Boricua (A Papá, de Mon Rivera) y, claro está, con la rítmica cubana en temas como Dulce Habanera, Todos Somos Iguales y una nueva versión de Burundanga. A este feliz junte se suman otros dos álbumes, “Celia & Willie” de 1981 y “The Winners” de 1987, discos donde encontramos temas como Yo Si Soy Veneno, Mi Caso (escrito por la actriz y animadora cubano-boricua Marilyn Pupo), Apaga La Luz, Un Bembé Para Yemayá y ese himno a la unidad hispana que lo es Latinos En Estados Unidos, de la autoría del cubano-miamense Titti Soto.

“Santa Bárbara bendita,
de mi suerte tú eres dueña.
Después vino Papo Lucca con la Sonora Ponceña.”

“¿Cómo? ¿Papo Lucca otra vez? Hasta cuándo.....”

En 1979 Fania une a Celia con una de las orquestas más explosivas y de mayor afinque en la salsa, la Sonora Ponceña de don Quique Lucca. La amistad de Celia con su director musical, el virtuoso pianista Papo Lucca, data de 1974, cuando Papo fue invitado a formar parte de las sesiones de “Celia & Johnny.” Desde entonces Papo era habitual en prácticamente todas las subsecuentes sesiones de Pacheco y su Tumbao Añejo, amén de ingresar en 1976 en la Fania All-Stars, donde Celia ya era atracción principal. Del excelentísimo disco “La Ceiba” se escucharon mucho temas como el estándar Sonaremos El Tambó (con soberano solo donde Vicente “Little Johnny” Rivero hace cantar el quinto), La Ceiba Y La Siguaraya, la plena A La Buena Sí y un tema que entiendo yo plenamente identificaba a Celia en su plano personal: ese canto a la igualdad caribe que conocimos como Soy Antillana, también de la pluma de Marilyn Pupo. Una anécdota que recuerdo de Celia fue cómo en 1985, en una presentación televisiva en Puerto Rico junto a Pacheco y la orquesta Concepto Latino, Celia recibía uno de tantos premios, pero objetaba el que la premiaran como “artista extranjera” cuando ella, en sus propias palabras, no se sentía extranjera en Borinquen.



“Y la cosa se pondrá mejor...”

Entrada la década del ’80, y en medio de la caída en picada de Fania como sello disquero, Celia no dejó de grabar y cosechar laureles. Graba con Ray Barretto y Adalberto Santiago en 1983 el disco “Tremendo Trío,” donde pegan temas como Debes Callar, Nadie Se Salva De La Rumba, Ya No Puede Ser y la puesta en salsa de De Repente, éxito original del virtuoso azteca Marco Antonio Muñiz. Precisamente con Barretto, Celia gana su primer Grammy con una producción posterior, “Ritmo En El Corazón” de 1988. En 1985 se le brinda la oportunidad de entrar por la puerta ancha al Centro de Bellas Artes de San Juan, Puerto Rico con un magno concierto-tributo a su trayectoria, de la mano de la orquesta de concierto de Tito Puente. Pacheco, quien estaba entre la audiencia esa noche, alababa el como Celia podía seguir cantando en los mismos tonos de 25 años atrás. Al año siguiente la baladista dominicana Angela Carrasco la invita a participar en su tema La Candela. En 1987 Hollywood la homenajea entregándole una estrella en el famoso Paseo de la Fama. Luego de un breve receso discográfico en medio de la debacle de Fania, Celia se despide del sello con un disco en homenaje al Sonero Mayor Ismael Rivera en 1992.

Se une entonces al sello de Ralph Mercado, RMM, fundado en 1987. Forma así parte de la “Combinación Perfecta,” proyecto donde Mercado monta su propio all-stars. Ahí se juntan (¡al fin!) por vez primera en un estudio Celia y el eterno Bajo Danzante de Venezuela, el virtuoso Oscar D’León. Su primera entrega para RMM, “Azúcar Negra” de 1993, contiene temas como Pasaporte Latinoamericano, De La Habana Hasta Aquí, Azúcar Negra y Sazón, primer junte de Celia con la cubano-miamense Gloria Estefan. Otro famoso miamense, Willy Chirino, le produce el siguiente disco, “Irrepetible,” donde canta a dúo con ella el tema Caballero y Dama. A pesar de que el experimento con el pop de Chirino tuvo resultados encontrados, temas como el pegajoso La Guagua, Mario Ague y el tema de corte político Cuando Cuba Se Acabe De Liberar salvan la oferta. Al año siguiente Celia es condecorada por el entonces presidente estadounidense Bill Clinton con uno de los más altos honores: la medalla de National Endowment for the Arts.

Durante esta década, y gracias al status de leyenda de Celia y su participación en películas como “The Mambo Kings,” a Celia se le presenta la oportunidad de grabar como artista invitada con infinidad de estrellas. Entre estas se encuentran José Alberto “El Canario,” el brasileño Caetano Veloso, el enigmático cantante y guitarrista de ascendencia inglesa David Byrne (con quien graba en su disco “Rei Momo,” junto a Pacheco, Willie Colón, Barry Rogers y Yomo Toro, entre otros), el virtuoso dominicano Johnny Ventura y su paisano Kinito Méndez, la India (a quien Celia prácticamente apadrinó), las vocalistas estadounidenses Patti Labelle y Dionne Warwick, el baladista español Dyango y hasta bandas de rock en español como Jarabe De Palo y Los Fabulosos Cadillacs. “Celia’s Duets,” de 1997, es un compendio donde RMM agrupa algunos de los diferentes duetos mencionados, así como algunos de su era con Fania, como el “Usted Abusó” con Colón y el magistral “Encantado De La Vida” con Cheo Feliciano y la orquesta de Tito Puente. No es sino hasta estas alturas de su carrera que finalmente se ve obligada a bajarle hasta tono y medio a su repertorio (en el disco para coleccionistas “Viva Colombia,” tomado de un recital de la Fania All-Stars en Cali en 1996, se nota como Celia tiene dificultad para enfrentar algunas notas en Cúcala y Bemba Colorá). “Mi Vida Es Cantar,” de 1998 y producido por el pianista Isidro Infante, la devuelve a las ondas radiales gracias al súper-éxito “La Vida Es Un Carnaval.” (Es aquí donde igualmente aparece su dúo con Méndez, el merengue Me Están Hablando Del Cielo.) 

“Siempre Viviré,” del 2000, nos ofrece a Celia coqueteando de nuevo con el pop, esta vez con una versión remozada del Oye Como Va de Puente y una traducción libre del I Will Survive de Gloria Gaynor que le da título al disco. Ese mismo año RMM publica “Celia & Friends: A Night Of Salsa,” tomado de un especial de la cadena gubernamental norteamericana PBS y que le valió a Celia otro premio Grammy. Aquí Celia se reencuentra con sus colegas y amigos Pacheco, Puente y la India, acompañada de la orquesta de Infante. Ese mismo año su carrera sufre un giro nefasto en su trama cuando se encuentra en medio de una agria polémica con su colega boricua Andy Montañez a causa del injustificado boicot de los organizadores del Festival de la Calle 8 a este último por este saludar efusivamente al cubano Silvio Rodríguez en suelo puertorriqueño, que desencadena en un igualmente agrio abucheo en represalia a Celia en ocasión de su presentación en Puerto Rico en Abril de ese año con la Fania All-Stars, irónicamente el mismo día en que Puente da su último recital en vida, el frente de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico (de esa presentación a Puente lo llevan de emergencia al hospital por un fallo cardíaco). Puente fallece meses después en Nueva York al no sobrevivir una operación de corazón abierto. 

Celia ingresa a la multinacional Sony en 2002, grabando para ellos el disco “La Negra Tiene Tumbao,” donde apela a un público más joven al incluir una rutina de rap en la canción título, a cargo del rapero Mikie Perfecto, compositor a su vez del tema. En este disco, coproducción entre Sergio George e Infante, Celia también se re-encuentra con Pacheco y Papo Lucca. {Los productores ejecutivos de este proyecto fueron Emilio Estefan y Oscar Gómez.} Su reciente crisis de salud (un tumor canceroso en el seno y luego uno cerebral que le requirió someterse a un doloroso proceso de quimioterapia) le sorprende en medio de la grabación de lo que ahora pasa a ser su última grabación en vida: “Regalo Del Alma,” el cual ahora se publica póstumamente. 

A lo largo de su brillante carrera musical de más de cinco décadas, Celia ha recibido infinidad de honores. Aparte de los ya mencionados se pueden añadir la Medalla Presidencial de las Artes recibida en Colombia, Doctorados Honorarios de las universidades de Yale, Miami y Florida International, y el Premio Éxito de Vida que le otorga el prestigioso Instituto Smithsonian. Y a pesar del veto gubernamental hacia la música de Celia en su Cuba natal bajo el régimen imperante, su legado no ha pasado inadvertido para sus colegas de la banda allá: una de las voces más impresionantes que ha dado la Cuba actual, Haila Mompié (ex integrante de Bamboleo y Azúcar Negra), graba un disco en homenaje suyo en 2001, producido con un elenco impresionante: Mayito Rivera (Los Van Van), Jesús Alfonso (de los Muñequitos de Matanzas), Paulito FG, Isaac Delgado, Lázaro Ros y José Luis “El Tosco” Cortés (de NG La Banda), entre otros.

Celia fallece en la tarde del miércoles 16 de Julio de 2003, tras librar una cruenta y larga batalla contra el cáncer. Le sobrevive su esposo de más de 40 años, el maestro don Pedro Knight (su inseparable Cabecita de Algodón), familiares a ambos extremos de Cayo Hueso... e infinidad de seguidores en todo el mundo que aún tratamos de digerir tan sensible pérdida. Dado su delicado estado de salud, Celia murió sin enterarse de la muerte, tres días antes, de Compay Segundo, así como del reciente episodio cardíaco que, afortunadamente, sobrevivió nuestro Oscar D’León.

Hacia el Heaven All-Stars se dirige Celia ahora, con todo y pañuelo blanco.


Celia..... siempre vivirá. Gracias por el legado.

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